Esta obra aborda el régimen jurídico de los contratos en los que la banca presta servicios de inversión y la responsabilidad del intermediario.
Las actividades bancarias tradicionales de interposición en el crédito han cedido el protagonismo a la colocación de valores y derivados. Fruto de la ingeniería financiera surgen nuevos productos que son comercializados entre la clientela minorista. La banca coloca participaciones preferentes, obligaciones subordinadas, estructurados y swaps en un marco contractual propio del mandato mercantil. Son contratos de intermediación no tipificados cuyos contornos comienzan a ser definidos por la jurisprudencia. Debe existir un contrato marco en el que se recoja los derechos y obligaciones del banco prestador del servicio, que además es el custodio y administrador de los productos financieros adquiridos por cuenta del cliente. La responsabilidad del banco se agrava cuando gestiona la cartera del cliente o le asesora en sus inversiones. A veces la banca suscribe con el emisor de los valores un contrato de colocación al tiempo que comercializa la emisión entre la clientela de sus sucursales. En estos casos, en los que concurre la actuación de banca de inversión y banca minorista, surgen conflictos de interés que deben ser gestionados en interés de los clientes.
Con la crisis financiera proliferan los contenciosos entre los clientes que se sienten perjudicados por la colocación de productos de riesgo incoherentes con su perfil y sin haber sido avisados de los riesgos que asumían. Se cuentan por miles las demandas que solicitan la nulidad de los contratos de inversión o la indemnización de los daños y perjuicios ocasionados por incumplir el banco sus obligaciones profesionales.
La presente obra presenta de forma clara y sencilla el marco contractual que rige la prestación de servicios de inversión y lo hace desde la práctica con la finalidad de que sea una herramienta útil para los abogados y profesionales del mercado financier