Letrado, tiene la palabra "Pautas para la redacción de escritos y exposiciones orales"

La Ley

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Letrado, tiene la palabra? Con esta frase empieza todo. Con ella, el Juez cede la palabra al Abogado que pide justicia ante los Tribunales. La pide, no la suplica. La justicia se pide por derecho y no por piedad. Esta precisión repercute en todo lo demás. El Abogado ha de ser claro en su petición, como clara y precisa su argumentación ante el Juez. El resultado de un juicio no está condicionado por la oratoria en Sala. Pero, casi seguro, una mala oratoria dificultará el camino. En cuanto el Abogado empieza a hablar, lo hace convencido de que tiene razón. Aunque esto no basta para ganar un juicio. Además de tener razón, debe saber pedirla con buenos argumentos. Si se la dan o no, se verá en la sentencia. Libros que enseñan cómo ser buen Abogado y cómo alcanzar el éxito, hay muchos y muy buenos. No es intención de los autores de esta obra repetir lo que otros ya han dicho, sino dar respuestas a preguntas surgidas de la experiencia del día a día. Escribir y hablar claro, y defender bien al cliente, son los retos que se propone todo Abogado. Las respuestas que se dan a lo largo del libro pretenden ayudar a resolver dudas habituales en el proceso de redacción de un texto jurídico y en la exposición de un informe oral. Para ello, nada mejor que utilizar demandas y sentencias reales donde se puedan observar errores gramaticales que se repiten una y otra vez. Un Manual es un libro que se tiene a mano. Se utiliza para resolver dudas ante cuestiones concretas; quizás la cuestión más importante en la vida de un Abogado sea cómo afrontar el primer juicio o audiencia previa. Ese día, todo lo que aprendió en la universidad adquiere otra dimensión. Y tal vez se preguntará por qué ningún profesor le dijo que al entrar en Sala le temblarían las manos y piernas. Ni siquiera las mejores guías de comportamiento sirven para salir del paso de situaciones imprevistas. Hay algo que todo Abogado debería recordar: que él es como un puente entre el cliente y el juez. Si ese puente de comunicación no es sólido, se derrumbará a mitad de camino. 1) El abogado, tanto en su relación con el cliente como en su actuación ante los Tribunales de Justicia, cuenta con un elemento básico y prácticamente único: la palabra, ya sea expresada de forma oral o por escrito. Y, sin embargo, pese a ser un instrumento esencial en su quehacer profesional, no es una materia que se estudie en las Facultades de Derecho, de tal manera que el nuevo abogado se habrá de guiar por la intuición y las experiencias positivas o negativas que vaya adquiriendo en su ejercicio diario. 2) El objetivo del libro es, en este sentido, convertirse en una herramienta de aprendizaje de una correcta expresión forense, tanto en su forma oral como escrita. Para ello, acude a ejemplos reales; por un lado, reproduciendo escritos procesales en los que se destacan sus incorrecciones y se proponen alternativas más adecuadas, y de otro, mediante videos que muestren gráficamente los errores que se comenten en los informes orales ante el juez. 3) Sin duda los autores tienen la más apropiada cualificación profesional para redactar la obra, pues dos de ellos son abogados en ejercicio y la tercera es filóloga y, por tanto, experta en el dominio del lenguaje. 4) La obra no es propiamente una monografía jurídica al uso, más bien se trata de un manual de autoayuda, útil para cualquier letrado y especialmente para quienes se han incorporado recientemente al ejercicio de la abogacía. Por ello, sería más que conveniente su difusión en las Facultades de Derecho, los Colegios de Abogados, los master de acceso a la profesión, etc. ATRACTIVA Y NOVEDOSA: El abogado, tanto en su relación con el cliente como en su actuación ante los Tribunales de Justicia, cuenta con un elemento básico y prácticamente único: la palabra, ya sea expresada de forma oral o por escrito. IMPRESCINDIBLE: Disponer de una correcta técnica de argumentación del abogado ante los juzgados es una cuestión de vital importancia para el abogado. Pese a ser un instrumento esencial en su quehacer profesional, no es una materia que se estudie en las Facultades de Derecho. VALOR DIFERENCIAL: El objetivo del libro es convertirse en una herramienta de aprendizaje de una correcta expresión, tanto en su forma oral como escrita. Para ello, acude a ejemplos reales; por un lado, reproduciendo escritos procesales en los que se destacan sus incorrecciones y se proponen alternativas más adecuadas, y de otro, mediante videos que muestren gráficamente los errores que se comenten en los informes orales ante el juez. PÚBLICO OBJETIVO: No es propiamente una monografía jurídica al uso, más bien se trata de un manual de autoayuda, útil para cualquier letrado y especialmente para quienes se han incorporado recientemente al ejercicio de la abogacía o se incorporarán. Por ello, es conveniente su difusión en las Facultades de Derecho, los Colegios de Abogados, los master de acceso a la profesión, etc. Lo que la hace una obra especialmente interesante para personalizaciones. AUTORES: Sin duda los autores tienen la más apropiada cualificación profesional para redactar la obra, pues dos de ellos son abogados en ejercicio y la tercera es filóloga y, por tanto, experta en el dominio del lenguaje. ¿Por qué? TEMA CLAVE: El Abogado ha de ser claro en su petición, como clara y precisa su argumentación ante el Juez. Una mala oratoria dificultará el camino. ¿Para qué le sirve al usuario? Para saber cómo afrontar el primer juicio o audiencia previa. Escribir y hablar claro, y defender bien al cliente, son los retos que se propone todo Abogado. ¿Qué resuelve? ¿A qué preguntas responde? Dar respuestas a preguntas surgidas de la experiencia del día a día. Las respuestas que se dan a lo largo del libro pretenden ayudar a resolver dudas habituales en el proceso de redacción de un texto jurídico y en la exposición de un informe oral. INTRODUCCIÓN Primera parte I. ANTE TI MISMO Acción, reacción Inteligencia emocional: ?Conócete a ti mismo? Qué se espera de ti Las diez P Tu primer juicio II. ANTE EL CLIENTE Primer contacto: telefónico Un abogado moderno no huele a madera de caoba Escuchar, escuchar, escuchar Soy Abogado. ¿Y qué más? Cualidades del Buen Abogado Tu marca personal III. ANTE EL PAPEL Cómo enfrentarnos al papel en blanco El lenguaje y sus máscaras Cómo redactar un texto Cómo elaborar un discurso jurídico Una sentencia es como una historia IV. ANTE EL TRIBUNAL Cómo y cuándo ponerse la toga Lenguaje no verbal Lenguaje verbal Miedo escénico Técnica oratoria El interrogatorio Decálogo del buen orador Segunda parte V. ACTAS, DEMANDAS, QUERELLAS, SENTENCIAS. Corrección de errores habituales en textos jurídicos. Grabación de vistas orales: Lenguaje corporal Lenguaje oral Lenguaje escrito VI. ERRORES QUE HAY QUE EVITAR VII. CONCLUSIONES VIII. SUGERENCIAS DE MEJORA EN LA REDACCIÓN DE TEXTOS JURÍDICOS IX. CÓMO REDACTAR CON EFICACIA X. FORMULARIOS En el momento en que Su Señoría cede la palabra al Letrado, se pone en juego un equilibrio de fuerzas. En él será necesario demostrar que las armas procesales están bien afiladas. Al hablar, el Abogado lo hace convencido de que tiene razón. En ello reside la esencia de su profesión. Tal vez olvide momentáneamente que no basta con tener razón para ganar un pleito. Pero no olvidará que debe exponer buenos argumentos para no perderlo. Hablar claro es fundamental. Para ello es necesario, en primer lugar, tener claras las ideas; en segundo lugar, demostrarlo. Recurrir repetidamente a la lectura de papeles ante Su Señoría, no es la mejor formar de demostrarlo. La oralidad es requisito fundamental en el proceso judicial. Y la fluidez oratoria se adquiere, solo si previamente se practica. De todos es sabido que es escasa la formación en oratoria que se recibe en la universidad. Un estudiante de Derecho termina la carrera de Derecho, pero no necesariamente provisto de las herramientas básicas para hacer un buen alegato. En redacción jurídica y en oratoria forense, al estudiante recién graduado le queda un largo camino por correr. Cedant arma togae? siguiendo el principio de Cicerón, las autoras de este libro se han propuesto hacer menos arduo este camino. Con lenguaje sencillo y directo, resuelven complejidades de formulismos jurídicos y defienden el uso de una sintaxis racional. En su opinión, no hay razón para que en los escritos forenses se sigan construyendo oraciones interminables, que obligan al destinatario a tener que hacer varias lecturas para comprenderlos. En tiempos en que la agilidad oratoria es requisito fundamental en Sala, nada justifica que la escritura jurídica conserve estructuras sintácticas de tiempos pasados. Partiendo de textos y de situaciones reales, este libro aporta soluciones y da respuesta a muchos de los interrogantes que surgen en el día a día de la práctica jurídica.

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