No cabe duda de que, tras las recientes reformas laborales -sustantivas y procesales- o a pesar de ellas, el proceso judicial de conflicto colectivo sigue siendo la estación de término de una lucha laboral anterior que genera el conflicto mismo. Aunque a veces no sirva más que de estación de trasbordo para buscar una solución, o para continuar con el conflicto. Además, la reciente colectivización de nuestro derecho laboral en algunas materias relevantes -extinciones por causas objetivas, modificaciones sustanciales. descuelgues de convenio colectivo- ha necesitado utilizar el cauce procesal del conflicto colectivo para estructurar su acceso a la jurisdicción. Esta encrucijada, sin olvidar la anterior, obliga a replantear el estudio de este complejo proceso, pues sus perfiles se han ido tallando hacia otro camino, de manera que, en los supuestos de conflicto colectivo puro, el órgano jurisdiccional se convierte en un actor más del mismo, con las mismas pocas posibilidades de facilitar una adecuada solución salvo en casos de exégesis de norma jurídica; y en los supuestos en los que el proceso judicial de conflicto es el ropaje procesal elegido para resolver una controversia colectiva originada por una situación de crisis, el órgano jurisdiccional aparece como ajeno al conflicto, pues se debe limitar a controlar los requisitos formales de la medida colectiva. En esta obra el lector encontrará un estudio pormenorizado -acrisolado por la experiencia en el ejercicio de la jurisdicción- de las nuevas aristas que ofrece el proceso judicial de conflicto colectivo: la colectivización de las pretensiones; la ampliación extensiva del objeto hasta su pluralización; la necesaria exclusividad de la interpretación que ofrece la comisión paritaria; la reconstrucción jurisprudencial del despido colectivo; la nueva realidad ejecutiva de la sentencia colectiva, más allá de los efectos de cosa juzgada; y la imprescindible vuelta a las soluciones autónomas del conflicto.